lunes, 9 de enero de 2012

El Gabo en Iguala






Gabriela Cano Román


Por alguna razón a los mexicanos nos gusta mucho la literatura del colombiano Gabriel García Márquez y a los colombianos les gusta más la literatura del mexicano Octavio Paz.

Este gusto y admiración por el autor de “El otoño del patriarca” y “Cien años de soledad” entre otros títulos, me llevo a preguntarme si tan grande personaje algún día piso suelos guerrerenses.

Como si me respondieran, grande fue el asombro al conocer la famosa anécdota, que cuenta que en el restaurante “La vaca negra”, que un día estuvo abierto allá por la salida rumbo a Chilpancingo, en un mes de enero del año 1965, estaba el Gabo desayunando con su esposa e hijos, iban de vacaciones rumbo a Acapulco cuándo Él decidió regresar al D.F a escribir su historia “Cien años de soledad” porque había encontrado el tono para narrar su historia, lo haría con la misma cara de palo como lo hacía su abuela cuándo le contaba sus historias fantásticas. Hay otra versión, cuenta que se regreso de la carretera al D.F. Obvio yo me quedo con la primera anécdota, quién lo conto supo hasta dar el nombre del restaurante.

Es bien sabido, que esta obra fue ganadora del premio novel de literatura en el año de 1982, diecisiete años después de haber estado en Iguala, Gro. Para escribirla García Márquez se encerró por dieciocho meses en la casa que habitaban en el D.F., que por cierto, con los años el Gabo trato de comprar la casa por el recuerdo de que ahí escribió su famoso libro, pero no pudo, ya que el costo era exorbitante “Porque ahí se escribió 100 años de soledad”. Sin embargo para el Gabo, el libro que más le gusta es “El otoño del patriarca” y pensaba que su gran obra literaria sería “El amor en los tiempos del cólera”.

Cada que paso por el que un día fue el restaurante “La vaca negra,” recuerdo esta anécdota y pienso que el lugar esta muy desaprovechado con semejante historia a cuestas, hasta me imagino ahí una librería-café llamada “Macondo”, como el pueblo ficticio que es la gran creación de García Márquez, el nombre lo copio de una de las haciendas bananera de su pueblo natal Aracataca, al Gabo siempre le ha gustado como suena esta palabra sin saber exactamente su significado, lo único que supo es que así se llama una tribu de nómadas en África, como lo describe en su libro biográfico “Vivir para contarla” . Ahí también cuenta como fue la noticia del premio novel, el más popular de la historia de los premios novel que tuvo un buen principio en Iguala y mejor fin todavía.

Colombia no podía creer que el Gabo había ganado el novel, así que cuándo se lo contaron a algún incrédulo, este respondió a la manera muy tradicional de Colombia, “Eso es una mamadera de gallo".

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