martes, 20 de septiembre de 2011

Los jóvenes olvidados y la ruta equivocada





Eduardo Chávez Romero


Uno de los principales problemas que ha tenido México es el olvido de sus jóvenes, falta de oportunidades, de escuela, de trabajo, de desarrollo, etcétera; han dejado a la juventud mexicana en el abandono social.

Lo anterior es recogido en muestras estadísticas dentro del informe Panorama de la Educación 2011 (PE-2011) [(http://goo.gl/FeSzx] que emite la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Alrededor de 7 millones de jóvenes mexicanos de entre 15 y 29 años de edad no estudian ni trabajan, es decir, son NINIS, son marginados sociales.

Esto es sumamente revelador, ya que según el informe de la OCDE, México tiene el mayor número de jóvenes inactivos, y si a eso le agregamos la nula inversión en ciencia y tecnología, en cultura y artes, deporte y educación; las posibilidades para estos jóvenes mexicanos pueden estar en emigrar a los Estados Unidos o peor aún, caer en las redes del narcotráfico.

Pero si el caso de los jóvenes mexicanos es devastador, el de las mujeres jóvenes es más significativo, ya que en ese rubro, según el informe PE-2011 México ocupa el deshonroso primer lugar con casi 3 millones de mujeres jóvenes NINIS.

Lo anterior es producto de la carente visión en materia de política educativa que no sólo ha tenido el actual gobierno panista, sino el modelo neoliberal germinado desde tiempos de Miguel de la Madrid y Calos Salinas de Gortari, dicho modelo neoliberal entiende a la educación como mercancía.

La educación al alcance del que la pueda pagar ha sido la política empleada. Y es que México cuenta con el menor gasto público en comparación con los demás países de la OCDE, el Gobierno Federal canaliza sólo el 24% del PIB anual en materia de educación por el 43% promedio de los demás países integrantes de la OCDE.

La distribución de nuestros NINIS mexicanos se encuentra de la siguiente forma: de entre 15 y 19 años existen un millón 931 mil jóvenes, de entre los 20 a los 24 años son 2 millones 673 mil y de entre 25 y 29 años son 2 millones 622 mil. Es prudente mencionar que de los datos anteriores, son las mujeres las que conforman el grueso de dicha población olvidada.

El Gobierno Federal gasta por estudiante en nivel primaria 2 mil 246 dólares frente a 7 mil dólares en otras naciones de la OCDE, en secundaria México gasta 2 mil 333 dólares contra 8 mil 972 dólares de la mayoría de los países miembros de la OCDE y en el nivel superior el gasto nacional es de 7 mil 504 dólares frente a casi 14 mil dólares.

Dentro del informe PE-2011 se detalla que en México se ha gastado más en Educación Superior, mismo señalamiento que realizó Felipe Calderón en su V Informe de Gobierno, con bombos y platillos recalcó Calderón que durante su gestión se habían creado 96 Universidades.

A lo que René Drucker Colín en su columna de opinión en La Jornada del Martes 6 de Septiembre (http://goo.gl/xvonD) le reviró: “Calderón y su gabinete no entienden bien lo que es la educación superior […] Las universidades están íntimamente ligadas a la investigación científica y tecnológica. Universidad que no tenga y produzca ciencia no es universidad”.

La ruta equivocada de Calderón y de su gabinete ha impacta directamente en dos rubros de la sociedad mexicana que por largo tiempo han sido sectores oprimidos, me refiero a los jóvenes y a las mujeres jóvenes. Mientras la educación siga siendo mercancía de venta al mejor postor y moneda de cambio política, no se acortará la brecha educativa.

¿Viva México?







Bertha Zamora


Hace un año, me tocó vivir un festejo histórico en la capital del país: el bicentenario del inicio de nuestra independencia.

La cara de Calderón con un gesto feliz se dejaba ver por todas las pantallas del Paseo de la Reforma, el show de luces en las torres de la Catedral Metropolitana, fuegos pirotécnicos por más de cinco minutos, y para rematar, Paulina Rubio, Lila Downs, Espinoza Paz, Zoé…¡había para escoger!

La milicia a su máximo esplendor por las céntricas calles del DF, aviones en el cielo barnizado de smog se podían ver desde abajo. Muchos con bigote, sombrero, una que otra con rebozo pero la gran mayoría tenía algo que le hiciera sentirse como un verdadero mexicano, aunque sea nada más por ese día, aunque ni supieran el por qué estaban ahí….

Hace un año fue así.

Hoy, me tocó vivirlo en la Cuna de la Bandera, entre operativos de seguridad anunciados por la Sindica Carmen Perea: el ejército y más de 500 policías resguardando la ciudad y las cámaras de vigilancia a todo lo que dan, más cierta expectación por parte de la población. ¡Qué fiesta!

Fue un “Grito” blindado en todo el estado y en todo el país: Humberto Salgado Gómez, anunció que en los 81 municipios de Guerrero habría operativos de vigilancia. Mientras autoridades de Veracruz y Nuevo León anunciaban la ausencia de fuegos pirotécnicos, pues no querían que la población entrara en “psicosis” por esa de las confusiones: cuetes-balazos= pecho tierra.

Ante este panorama no puedo dejar de recordar las palabras de mi colega Jacobo Zabludovsky, “¿Gritamos de auxilio, de miedo, de hartazgo?”
O será que sólo fue un grito para sacar el estrés, algo así como una disciplina de esas orientales que limpian el alma y el espíritu.

Sin duda un grito histórico también, o ¿histérico?

¡Popocatépetl! Como diría el que no es mi colega Carlos Loret de Mola.

Pues ya gritamos por la razón que fuese, ahora tal vez sea tiempo de reflexionar, hacer introspección, meditar: ¿será verdad que la culpa de esta crisis social es de todos y cada uno de nosotros como lo afirma Javier Sicilia y Julián Lebaron? ¿Será?...

Mientras, a disfrutar de los que sin deber construyeron su “puente” para estas fiestas, ¡total! en México hay más arquitectos que en cualquier otro lugar, así que a “darle vuelo a la hilacha”.

El circo de la vida





Vianka Guadalupe García Román


Manejo circense que todos alaban, que todos disfrutan, circo de la media noche, que tiene al público encantado por restar amores y sumar pasiones, por domar engaños y llevar al amor por mejor payaso, espectáculo que burlan, que en la cotidianeidad esfuerzo no demanda ya, pues ahora como burla, su permanencia dura hasta agotar taquillas, hasta agotar más vidas…hasta los trapecistas se quejan porque ni aún experimentando las alturas, han podido olvidar sus bajadas, sus motivos que pisando tierra tan valientemente les donaron alegría, les regalaron bendiciones, les tomaron de la mano, y por las noches sus sueños velaron.

Manejo circense el que experimentamos arduamente, por el que peleamos como niños por su juguete, peleando el poder del otro, burlándonos de la compasión, intercambiando vanidades, creando egoísmos sin razón, manejo circense el que nos ha llevado a un gran extremo: la autodestrucción y a la enfermedad del millón, la famosa depresión, manejo circense del que nos alimentamos diariamente. Suspendamos la gira de esta inadecuada forma de manejarnos, cerremos este inútil circo que hemos creado, dejemos de “actuar” realidades y vivamos actos reales.

lunes, 12 de septiembre de 2011

! Ah ¡… por cierto en Iguala, no hay teatro…



Amílcar Venegas Cisneros

Una eficiente arma de la que se valieron los españoles para evangelizar a los indígenas en nuestro país fue algo llamado Teatro. Mediante actuaciones sencillas presentaban la vida de Jesucristo, su pasión y muerte que junto con las conocidas “pastorelas” daban a nuestros antecesores embrutecimiento, tal y como sucede hoy día con las telenovelas. En aquel Teatro de antaño, en donde se utilizaban vestimentas, escenografías, con una simple musicalización, cantos, bailes y actuación alegre, yacían nuestras primeras prácticas de enseñanza y doctrinaje. Y así en lo sucesivo, el teatro, sin duda ha estado evolucionado en sus diferentes aspectos, ya sea por el país o por la situación socio-política que en la región exista.

Aquí en Guerrero de hecho, afirman algunos; cosa que guardo mis dudas; pero dicen, que en la Ciudad de Taxco de Alarcón existe toda una tradición del Teatro. Y mientras tanto eso queda en cuestionamiento… ¿En Iguala Guerrero, entonces, que ha pasado?¿Qué maldición cayó en esta ciudad? Fácil de contestar: simplemente no lo hay, no existe Teatro, no lo conoce el común de los habitantes. No se niega que eventualmente hay presentaciones teatrales, eso sin duda. Que algunos empresarios lo ofrecen en los diferentes antros, cine adaptado, museo o en algún festival o evento cultural en el famoso andamio de herrería y tablones, eso, que ni qué; Pero “decentes obras teatrales” en Iguala, ¿A poco se exhiben? No verdad; las justificaciones ahí le van.

No hay ninguna sede construida (edificio), no hay actores o actrices en activo, no hay directores entusiasmados, no existe condición mínima técnicamente hablando, no hay presupuesto, no hay apoyo por las autoridades, no hay tiempo, no hay interés, no hay promotores ocupados en fomentarlo, no es factible para los empresarios locales; de hecho ni siquiera es visto como una opción de mercado, ni en las escuelas lo consideran como táctica de aprendizaje, ni nuestro H. Ayuntamiento, creo, al menos eso parece, supo a lo largo de su administración que existía dicha expresión artística. Es más ¿Sus servidores culturales sabrán al menos que es arte y lo que simboliza para una sociedad impulsarlo? No lo sé, Lo que si hay de sobra, es un público ávido y expectante, seguramente, esperando, le muestren otras cualidades de esparcimiento.

Debido a la promiscua y malcriada ignorancia de algunos que confunden a la ciudadanía; Permita, mi distinguido lector, informarle lo que no es teatro: No son los payasitos del zócalo, no son los circos, no son las obras que anuncia cierto carrito con perifoneo, teatro no es lo que se presentan en algunos salones de fiesta, ni el espectáculo de algún mago, tampoco las obras escolares, teatro no es lo que se exhibe en conocido antro; ni todo lo que se presenta en la explanada, museo a la bandera o demás sedes improvisadas; tampoco es teatro infantil las presentaciones de botargas de Bob esponja, ni mucho menos lo confunda con las aberraciones de Solo para Mujeres, Los monólogos de algún comediante; ni con alguna campaña del DIF; mucho menos; que por solo llamarse “Teatro del Pueblo” significa que los absurdos que ahí se presenten febrero tras febrero, sean funciones de dramaturgia. Y por su sano juicio, no confunda teatro con el pozolero show travesti.

Los expertos me han dicho que para mostrar Teatro, no es obligatorio algún inmueble exprofeso, ni de fastuosas producciones, ni de altas inversiones en equipo de sonido o iluminación, ni de ostentosas escenografías, ni de aclamados actores, o premiados directores, ni vestuario de diseñador, es más, ni siquiera a veces es necesaria la butaquería para el público. Para un evento teatral digno, solo se necesitan de 7 elementos básicos: un guion, un libreto, un espacio, una decente obra teatral, unos atrevidos humanos, que esto genere fondos y sobre todo, voluntad. Por cierto la voluntad es un valor en decadencia, que muchos impulsores del arte pierden en el pernicioso camino de la gestión cultural. Supongo que por eso y más, no existe Teatro en mi ciudad, ni a mediano plazo se ve llegar. Para asiduos de esta actividad solo nos resta la cartelera de Taxco o en el D.F. o simplemente hacer tiempo para que sí el destino gusta, llegue alguna obra de ramplona envergadura.

Para cerrar, le comparto un suceso ocurrido en un jardín preescolar de esta ciudad: “En clase preguntan eufóricamente las niñas y niños; Maestra ¿qué es el teatro?: vaya, la maestra se pone nerviosa, balbucea; a manera de huida se acerca a su compañera de trabajo; le dice; “ay´ mana yo nunca he ido a un chingado teatro”, ni sé que decirles a estos mocosos. El consejo se hace venir; “sáltate ese tema mensa; ay´ invéntales algo mana, y ponles mejor una película. Secretamente se mofan, con sonrisitas de ignorancia….No las culpo, no las juzgo. Pero caaaaray.

Ya bailó…




Bertha Zamora

Antes que nada, déjeme explicarle como nació esta columna. Pues resulta que después de una reunión con el Consejo Editorial se llegó a la conclusión que debía tener una columna, que llevara parte de mí esencia, así como soy, con mi estilo pues. Y aquí me tiene.

Y que mejor manera que comenzar con el tema de que somos el país que más consume “chescos” en el mundo, así como lo oye. 163 litros al año por persona.

Creo que en el fondo lo sabíamos ¿no?, ese inconsciente que no deja de dar lata nos decía que por lo menos en algo teníamos que ser los primeros y en tomar refrescos nadie nos gana.

Tal vez yo no soy mexicana, creo que tengo sangre extranjera tal vez francesa, pues el refresco no me gusta del todo. Bueno, tampoco me voy a hacer de la “boca chiquita” si lo tomaba pero sólo en ocasiones especiales, en pachangas, pues. Hace un año el doc me lo prohibió. Y me ha costado mucho pero mucho trabajo no tomarlo pues resulta que voy a un velorio y lo que te ofrecen es la bebida gaseosa de todos los sabores habidos y por haber.

Voy a la tienda extranjera por una hamburguesa (esa del muñeco amarillo) y te ofrecen de todo menos refresco y yo, al estilo de las “Ladies de Polanco”, pues que le explico al gerente mi situación, es más hasta lo cuestioné ¿Por qué no ofrecen aguas naturales de sabores?...Al final, (y es que no tuvo de otra) sacó un kit para los peques le quitó el jugo y me lo dio en sustitución por el “chesco” que traía por default mi paquete.

Así ha sido mi vida desde que tengo prohibido tomar refrescos, pues en bodas, en XV años, en bautizos, fiestas infantiles, siempre me ofrecen refresco y más refresco y no hay otra cosa. Así que procuro traer mi “bule” bien llenito de agua natural para esos casos.

Volviendo al tema de nuestro primerísimo lugar, creo que tendremos que pensar, echarle coco a esta situación, acuérdese que ya estamos también en los primeros lugares de obesidad, (ay toritoooo).

¿Educación? ¿Disciplina?...¿Qué nos hace falta para cuidar nuestro cuerpo? ¿Para comer sanamente?

Recuerdo que cuando estudiaba, (porque sí estudié) en los libros de texto venía un refrán ilustrado con un “gordito”, el refrán decía así: “De valientes y glotones están llenos los panteones”. ¡Aguas!

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La educación como esperanza, la esperanza como educación




Eduardo Chávez Romero

Desde Diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón inició la guerra contra el Narco, y hasta agosto de 2011, la cifra de muertos ha llegado a las 40 mil personas, incluyendo a civiles inocentes. Las cifras continúan en aumento, el discurso faraónico de Calderón no cede, no revira, sigue de frente como caballo de carreras (o burro desbocado al desfiladero).

El panorama es desalentador, obscuro, de muerte; pero aún así, seguimos creyendo. Creemos en la familia, en el amor, en la vida, en la educación. La “democratización” de la desvergüenza que se ha adueñado del país, la falta de respeto a la cosa pública, la impunidad, la corrupción, la muerte, se ha profundizado y generalizado tanto que la nación ha empezado a ponerse de pié, a protestar en las redes sociales y en la calle. El pueblo clama contra la desfachatez, la sinrazón. Hay una esperanza, no importa que no siempre sea audaz, en las plazas, en las escuelas, en las familias en cada uno de nosotros. Es como si la mayoría de los mexicanos tuviera esa incontenible indigestión ante la desvergüenza y quisiera vomitar.

De forma dialéctica la esperanza tiene su antónimo, y es la desesperanza, que empezó siendo esperanza pero perdió su dirección por falta de educación, se convirtió en distorsión, se inmovilizó en el fatalismo de su existencia.

No soy esperanzado por terquedad, sino por cuestión ontológica, por imperativo histórico y existencial. Pero asimismo, pensar que con la esperanza cambiaremos el mundo es un buen/mal inicio de caer en la desesperanza, sonreír sin saber llorar y aprender de la adversidad es el peor menjiurge que la charlatanería de la autoayuda puede proporcionar, no confundir la esperanza con la autoayuda, la primera es una puesta filosófica, reflexionada, ontológica e histórica; la segunda es una puesta a la locuacidad. Sin un gramo de esperanza las noches son obscuras, las madrugadas desoladoras, los ocasos eternos; de ahí que la educación como esperanza se deba realizar en toda relación pedagógica y educativa, no podemos dejar que se desvíe hacia la desesperanza, desesperación e inoperancia.

Una de las misiones de los educadores, pedagogos, padres y madres de familia es leer el contexto a partir de lo político-social-económico y cultural, y descubrir las posibilidades (entendiendo los obstáculos) para poder actuar, es decir, se debe fomentar la esperanza con acción. Es propio de lo humano tener rabia y amor, indignación y humildad, inoperancia y soledad, tarea pedagógica será educarnos en la esperanza, ante la sinrazón fascista y bélica, procuremos enseñar y aprender esperanza en la educación.

http://www.youtube.com/watch?v=yb2kzL0oN-w&feature=youtu.be

Mitote = danza



Edmundo Delgado Apolinar

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua, el vocablo MITOTE, proviene del nahuatl mitoti, que significa bailarín.

Se define como cierta danza indígena, en la que sus integrantes, asidos de las manos, formaban un gran corro, en medio del cual ponían una bandera, y junto a ella una vasija con bebida, de la que, mientras hacían sus mudanzas al son de un tamboril (huehuetl), bebían hasta que se embriagaban.

De a cuerdo a Wikipedia, la palabra MITOTE, proviene del náhuatl mitotiqui , que significa 'danzante'; ó de itotia , que significa 'bailar.
Originalmente se refería a una reunión de nahuales ó sacerdotes, una danza de guerra, o un baile ritual de los nativos mexicas.

Actualmente, es un término de la cultura popular mexicana utilizado para designar un alboroto, tumulto o vocerío. También se usa para hacer referencia a una fiesta.

Por lo tanto, es factible denominar “MITOTE” a la muestra cultural del folklor, la danza, la artesanía y la gastronomía autóctona de las diferentes comunidades indígenas de nuestro Estado de Guerrero, que se proyecta a realizar en la ciudad de Iguala, a efecto de tener un atractivo turístico, equiparable a la Guelaguetza en Oaxaca.

El estado de Guerrero es un complejo mosaico cultural, en donde conviven las culturas Náhuatl, Mixteca, Tlapaneca y Amuzga, quienes conservan una gran cantidad de costumbres que refuerzan su identidad; de esta manera tenemos que en el Estado de Guerrero, existen un gran numero de danzas, que bien pueden ser aprovechadas en la muestra cultural que se proyecta a realizar en Iguala, dentro de la programación de la feria a la bandera.

El propósito de la muestra cultural autóctona “MITOTE”, es:
a).- Generar un espacio en donde las comunidades puedan estrechar lazos de reciprocidad, y reafirmar la identidad indígena.

b).- Generar un atractivo turístico, para atraer al visitante nacional y extranjero, que gusta de conocer las costumbre locales y autóctonas.

Idiosincrasia y un no se que igualteco...




Amílcar Venegas Cisneros

Rodeada de cerros existe un lugar que en la antigüedad se hacía llamar Yohuala que dichosamente la abraza un cálido-sub húmedo clima en donde se registra en 37°C A 40°C, comprendidas de abril a septiembre; es decir la mayoría del año se vive un clima caluroso seco, el cual, se altera en los meses de marzo a junio.

Iguala de la Independencia Guerrero mejor conocida como “cuna de la bandera” o “ciudad tamarindera “, es una entidad pequeña, de vida modesta, con una vista mezclada entre comunidad y seudo-polis, especialista en la manufacturación de baches urbanos y a la siembra de basura en las calles, el polvo, mezclado con calor hace de este paradisiaco lugar, un ambiente ideal para engalanar esta escenografía campirana.
Aquí hablar de entretenimiento es hablar reducidamente; los jóvenes, las familias, los niños, los adultos no pueden aspirar a lugares en donde exista distracción decente. Lo que se estila es ir a los toros, al futbol dominguero o simplemente zocalear; el centro por cierto, adornado con múltiples puestecitos de chucherías fayuqueras, incluyendo las famosas películas de 20 pesitos y la ropa de última moda; y si le llegan al precio al H. Ayuntamiento, encontraremos fondas o vendimias de calzado y útiles escolares; en plena explanada municipal
Hace poco se inauguró una plaza comercial, la cual, tiene un cine, boutiques, locales de esos que la publicidad ha convertido en iconos de la necesidad y que hace a los usuarios sentirse parte de una ensoñación, según esto, ideal. Estas tiendas sirven además, como un lugares donde “pasear” y aunque suene cómico pero la gente va a dar la vuelta, muchas veces ni siquiera comprar, es común que los papas lleven a sus hijos a jugar en la escalera eléctrica o pasearlos en los carritos de la Megacomercial.

En Iguala, Guerrero es imperdonable los jueves de pozole, en donde un tosco porcentaje estila convivir en los choteados, “digo, perdón” clásicos restaurantes, fondas, bares, antros que con espectáculos travestis animan a los comensales. El mismo jueves hay tianguis en donde comerciantes principalmente de ropa, comida y otros menesteres tepiteños, ofrecen las joyas de imitación, productos ideales para zacear los influenciados gustos de los clientes por la Tv.

El joven, al no tener en su mayoría lugares de interés en donde mantener su atención o simplemente en donde encuentre identidad o convivencia intelectual; suele mejor, ir de antro, estar afuera de los OXXO, ir de shopping, dicen ellos, al cine y ver las películas chafas que impone el monopolio o quedarse en internet o viendo televisión; desperdiciando la actividad de un público que bien, pudiera generar fructíferas sensaciones de divertimento. Y luego, ahí están las quejas de adicción, ocio, embarazos o infinidad de asuntos indeseables.

Para los niños, solo está el parque del DIF, las albercas, las canchas, el futbol, el cine, los bricolines, la calle, las telenovelas y lo que dispongan los papas: todos distractores efímeros, atributos de la inconexa cultura.

Para los adultos: las borracheras, el jaripeo, los bailes gruperos, los antros de mal gusto, espectáculos como las reinas gruperas, cantinas, bares, lugares de moda (llamaradas de petate), los hoteles de paso, restaurantes, nuestra “bahía”, sucia y de mala monta, laguna de Tuxpan.

Por solo enumerar: existen en Iguala dos academias de pintura, dos academias de ballet, cuatro o seis clubs de danza folclórica, un taller de enseñanza fotográfica; a lo largo del año se aperturan insípidos talleres y cursos relacionados a las artes, pero, los costos son inalcanzables para el promedio económico de las familias, en este panorama, el esparcimiento artístico se torna elitista y soberbiamente ajeno casi anónimo.

En mi ciudad no existe un teatro, ni conciertos decentes, ni foros para algún evento serio de arte, no hay galerías, no hay de manera permanente algo vinculado al deleite artístico, no hay prensa dedicada a la seria difusión del acervo cultural; solo gozamos de dos Museos que está de sobra decir su utilidad y resultados.
Es nula la incentivación o educación de públicos para estos eventos, se carece por ende, de interés para este rubro de esparcimiento. Como en la mayoría del país, el progreso cultural no marcha del todo bien. En Iguala apenas hay intentos de cultivar a nuestra sociedad, algunos entusiastas buscan romper la veda sin embargo, el camino es caótico y mundano; me viene a la mente el Festival Franciscano, pero ese, es otro tema a desglosar.

Personajes y uno que otro político quesque “culto” presumen que en Iguala se confeccionó nuestro lábaro patrio, pero nadie en realidad, ni la federación, ni los mexicanos, ni la vox populi, lo tienen en un altar precisamente. Mientras aquí, solo nos resta enaltecerlo e impartir conferencia tras conferencia, evento tras evento, siempre con el mismo público, con los mismos conferencistas eternos.

Al no haber opciones culturales a nosotros, los habitantes de esta ciudad, solo nos resta la insolación y el conformismo que es igual a la ignorancia y el olvido; pensar en que no hay mas allá, y de manera cíclica aburrirnos, esperar a que el tiempo nos convierta en presas fáciles de la mercadotecnología. Nuestra idiosincrasia esta ahondada entre los visos de la indolencia y la falta de criterio gubernamental; mientras la ciudad desorbitadamente en crecimiento, engendra los igualtecos del futuro.

Lectura E-Book, ¿mutación o evolución?



Amílcar Venegas Cisneros

Iniciemos con dos conceptualizaciones básicas para este artículo:
LIBRO: obra impresa, manuscrita o pintada en una serie de hojas de papel, pergamino u otro material; encuadernadas y protegidas por cubiertas.

E-BOOK: publicación cuyo soporte no es el papel sino un archivo electrónico (generalmente lecturas), su texto se presenta en formato digital y se almacena en bites, ya sea en USB, CD-Room o en Internet; primordialmente es un libro electrónico.

Constantemente la lectura y la escritura han sido un asunto que reclama cuidado en las escuelas, mucho se ha hablado de la necesidad de investigar sobre el tema, sin embargo son pocas las atenciones que se realizan, para conocer la forma en la que los alumnos construyen sus competencias lectoras y el cómo, los docentes trabajan en el aula para desarrollarlas y su impacto en el aprendizaje. Por ello, es necesario para comprender estos procesos y lograr otras experiencias cognitivas, exacerbar la lecto-escritura.

Si bien la UNESCO al abordar la problemática mundial de la lectura, ha señalado que los libros y el acto de leer constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento, la democratización de la cultura y la superación individual y colectiva de los seres humanos. En esta perspectiva señala la UNESCO, los libros, la lectura son y seguirán siendo con fundamentada razón, instrumentos indispensables para conservar y transmitir el tesoro cultural de la humanidad, pues al contribuir de tantas maneras al desarrollo, se convierten en agentes activos del progreso.
En esta visión, la UNESCO reconoce que saber leer y escribir constituye una capacidad necesaria en sí misma, y es la base de otras aptitudes vitales. De tal suerte, también hay una odisea contradictoria entre (las Tic’s, la lectura y la nueva Reforma en competencias educativas); las tres, contraponen, contrapuntean, colisionan y buscan mejorar los hábitos lectores, sin embargo, hay cabos sueltos que no cuadran, poniendo en tela de juicio a la nueva era educacional.

Aunque nadie profesa que los libros impresos vayan a desaparecer en un futuro cercano, lo cierto es que los libros electrónicos (e-books) son cada vez más cómodos y útiles. Es decir, están introduciéndose en nuestros hábitos lectores de una forma tan rápida que ni siquiera nos percatamos de los efectos colaterales que producen. El principal problema es que inevitablemente cada vez se parecen más a un juego 3D: permite incorporar elementos multimedia como vídeo, audio, y en el caso de Internet, posibilita enlaces a otras páginas de libros en red, asi mismo, incluir hipervínculos, animaciones, redes sociales, bloc de notas, diccionario o compartir opiniones con otros ciber-lectores.

Por mas comparaciones: hoy leer significa, hojear; tal y como sucede cuando vemos revistas o periódicos genera el mismo efecto de la lectura exprés, picoteando de aquí y de allá; incluso leyendo a la inversa, no terminar una hoja, ver los títulos o las mayúsculas, hojear, entretenerse con ilustraciones o fotografías, husmear, cerrar y listo.

Nuestra forma de estudiar está cambiando a medida que lo “virtual o digital” invade nuestro hogar o en las técnicas de enseñanza en las escuelas. Y, por supuesto, eso también acabará afectando a los tipos de libros que publican las editoriales: si cada vez se huye más de lo tedioso y se apuesta por la “lectura de autobús”, bastara imaginar lo que nos espera en la era internautica; en la que todos llevaremos dispositivos tecnológicos en el bolsillo. En algunos países viven esta realidad social.

Japón ya presenta un llamativo ejemplo de este proceso: en 2001 varias jóvenes japonesas empezaron a componer relatos en sus teléfonos móviles, bajo la forma de mensajes textuales que cargaban en una página web, donde otras personas los leían y comentaban. Estas historias se expandieron como seriales o “novelas telefónicas” de popularidad creciente. Algunas de estas novelas tuvieron millones de lectores “online”. Los editores tomaron nota y empezaron a sacarlas como libros impresos. A finales de la década estas novelas de teléfono móvil habían pasado a dominar las listas de los libros más vendidos del país.

Es decir, ¿El lenguaje mismo se verá alterado?, ¿Realmente leer en papel es lo mismo que leer en pantalla? ó ¿Los libros impresos son mera nostalgia sentimental a lo que está por caducar? y mire que no es lo mismo, será que ¿Leer, esta mutando, metamorfoseándose o sufre simplemente un proceso evolutivo?
Dicen algunos especialistas en el tema; que con la lectura digital, no enriquecerá ni expandirá el vocabulario, ni se engrandecerán los límites de la sintaxis, ni tampoco se aumentará la flexibilidad y la expresividad del lenguaje en general. Lo que ocurrirá es que la literatura tenderá a ser accesible a fin de que el lector no pierda el hilo.

Puede que incluso la literatura se acabe volviendo más sosa y bofa que la propia expresión oral. Y aunque los avances tecnológicos muchas veces traen nuevo conocimiento, también engendran paradigmas, a lo cual, es común convertirlos en tabúes o cataclismos que tardan en aceptar y en aplicarse peor aun. Sea como sea, el internet nos está rebasando, y lo único que hace el humano es, adaptarse.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Un poco de orientación profesional...




Vianka Guadalupe García Román

Día a día las exigencias a nivel profesional dan el estirón, se crean ciertos perfiles de cómo se supone debe ser el mejor trabajador, se exige pero no se capacita, se exige pero no se enseña, pues ciertamente “No se educa para ser como la empresa quiere que seas”, sin embargo, bajita la mano, en algunas escuelas si se educa para afrontar el mundo de afuera, y digo bajita la mano, porque todavía no se hace tan consciente este proceso en el cual se nos ha estado educando, pocos son los alumnos que descubren el “Fraude educacional” y digo fraude por que generalmente no te ejercitan para afrontar el “Debes ser tal o cual cosa”, entre ellas: “Debes” tener tolerancia a la frustración, “debes” estar emocionalmente estable (si estás casado y con hijos mucho mejor), “debes” saber inglés (y si es posible tener dos idiomas más), “debes” ser carismático, (incluye que seas feliz con lo que haces), “debes” tener suficientes grados de estudio (un doctorado para tu edad no te vendría nada mal), o mejor dicho ser algo más que un “simple licenciado”, (como si la carrera no te hubiera costado, como si el estatus importara más que el mismísimo potencial) y sin embargo, cuantos doctores ni siquiera saben ser investigadores, no conocen la ética profesional, no tienen vocación.

La realidad es que así es como te forman, quedas en la cola si no posees estos requisitos y pasas a ser el primero de la fila si cumples con lo que “debería ser”. Sin embargo, ¿Será realmente útil que te capaciten para el “debes ser”?, ò que te capaciten para el “deseo ser”, para el “debes tener” ò para el “tengo y poseo habilidades”, que conjuntamente con las tuyas (empresa) haremos crecer, porque es el deseo el que nos llevará a hacerlo. Así que, la próxima vez que escuches un “debes ser” cuestiónate: ¿Para quién? ¿Para el jefe? ¿Para la empresa? ò ¿Para tí?.

Notas sobre la enseñanza





Eduardo Chávez Romero


Hablar de enseñanza remite necesariamente a hablar de aprendizaje, es decir ¿podríamos justificar la labor docente sin la del alumno? ¿La de un padre, una madre, sin la de un hijo(a)? ¿Se imagina usted enseñar a leer a una pared, sin un gesto, sin una palabra, sin un eco, sin un sentimiento? Pero, ¿Qué es enseñar? Enseñar involucra primeramente y finalmente y así cíclicamente un proceso de humildad, de empatía, de dialogicidad constante con el otro, los otros y el mundo. En este sentido, el otro, los otros, somos nosotros mismos, pues al enseñar aprendo de las dudas del otro, de los otros, enseño lo que de alguien aprendí, y aprendo, lo que alguien me enseñó. Mi intención no es confundirlo, más bien es, la de dialogar, la de comunicarle a usted que todo en el mundo está dialógicamente conectado por algo intangible, por algo dialécticamente trastocado.

Enseñar no es pararse ante al otro, los otros, y hablarle de cualquier cosa, y si no se sabe esa cualquier cosa: ¡¿se inventa?! Inventarle al otro, no es sólo un error metodológico, sino un fallo ético. Presentarse ante el otro, los otros, es transmitirle contenidos, actitudes, valores, desarrollar en ellos capacidades y es por ello que no se le puede mentir, no se debe inventar; aquí es en donde regreso a la cuestión de la humildad, enseñar involucra el decir "no sé", "pero lo podemos investigar", no somos seres cerrados que ya lo aprendieron todo y lo único que les queda en la vida es enseñar; pues como se escribió al inicio, enseñar remite dialógicamente al aprender.

Enseñar exige corporificación de la palabra con el ejemplo, no sirve de nada hablarle al otro, los otros de democracia, si en el salón de clases o con mi familia o conmigo mismo soy un dictador, no hay peor enseñanza que la que se opone entre lo dicho y lo hecho. Si estamos educando en Democracia, estamos enseñando Democracia y, si estamos enseñando Democracia, estamos aprendiendo Democracia. Enseñar exige tomar riesgos a lo nuevo, a innovar (más no inventar), a renovarse día a día, a seguir aprendiendo noche tras noche.

Enseñar requiere respeto por la autonomía del otro, los otros. Si enseñar es humildad, seamos humildes ante los otros, no invadamos su autonomía, respetemos su pensar pero trastoquemos su sentir; es decir, reflexionemos con ellos. Enseñar obliga reflexionar la praxis del mundo, pero también, hacer algo por el mundo; enseñar invita a pensar que somos sujetos históricos capaces de modificar el entorno, pues del entorno aprendemos constantemente. Enseñar demanda alegría y esperanza de hacer las cosas mejor, de ser mejores seres humanos, pues la esperanza, la alegría y la utopía son el motor de la humanidad. Si usted no tiene esperanzas, no guarda y comparte alegrías, no imagina utopías, le invito a no enseñar, pues le queda mucho por aprender.

Y no me alargaré, pues enseñar también invita a retirar la palabra en el momento en que el otro, los otros, tienen algo por contarnos. Sólo concluiré abriendo el diálogo diciendo que enseñar es, en definitiva, aprender de la vida, del mundo, del otro, de los otros. Enseñar es aprender dialógicamente, dialécticamente.

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