miércoles, 7 de septiembre de 2011

Lectura E-Book, ¿mutación o evolución?



Amílcar Venegas Cisneros

Iniciemos con dos conceptualizaciones básicas para este artículo:
LIBRO: obra impresa, manuscrita o pintada en una serie de hojas de papel, pergamino u otro material; encuadernadas y protegidas por cubiertas.

E-BOOK: publicación cuyo soporte no es el papel sino un archivo electrónico (generalmente lecturas), su texto se presenta en formato digital y se almacena en bites, ya sea en USB, CD-Room o en Internet; primordialmente es un libro electrónico.

Constantemente la lectura y la escritura han sido un asunto que reclama cuidado en las escuelas, mucho se ha hablado de la necesidad de investigar sobre el tema, sin embargo son pocas las atenciones que se realizan, para conocer la forma en la que los alumnos construyen sus competencias lectoras y el cómo, los docentes trabajan en el aula para desarrollarlas y su impacto en el aprendizaje. Por ello, es necesario para comprender estos procesos y lograr otras experiencias cognitivas, exacerbar la lecto-escritura.

Si bien la UNESCO al abordar la problemática mundial de la lectura, ha señalado que los libros y el acto de leer constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento, la democratización de la cultura y la superación individual y colectiva de los seres humanos. En esta perspectiva señala la UNESCO, los libros, la lectura son y seguirán siendo con fundamentada razón, instrumentos indispensables para conservar y transmitir el tesoro cultural de la humanidad, pues al contribuir de tantas maneras al desarrollo, se convierten en agentes activos del progreso.
En esta visión, la UNESCO reconoce que saber leer y escribir constituye una capacidad necesaria en sí misma, y es la base de otras aptitudes vitales. De tal suerte, también hay una odisea contradictoria entre (las Tic’s, la lectura y la nueva Reforma en competencias educativas); las tres, contraponen, contrapuntean, colisionan y buscan mejorar los hábitos lectores, sin embargo, hay cabos sueltos que no cuadran, poniendo en tela de juicio a la nueva era educacional.

Aunque nadie profesa que los libros impresos vayan a desaparecer en un futuro cercano, lo cierto es que los libros electrónicos (e-books) son cada vez más cómodos y útiles. Es decir, están introduciéndose en nuestros hábitos lectores de una forma tan rápida que ni siquiera nos percatamos de los efectos colaterales que producen. El principal problema es que inevitablemente cada vez se parecen más a un juego 3D: permite incorporar elementos multimedia como vídeo, audio, y en el caso de Internet, posibilita enlaces a otras páginas de libros en red, asi mismo, incluir hipervínculos, animaciones, redes sociales, bloc de notas, diccionario o compartir opiniones con otros ciber-lectores.

Por mas comparaciones: hoy leer significa, hojear; tal y como sucede cuando vemos revistas o periódicos genera el mismo efecto de la lectura exprés, picoteando de aquí y de allá; incluso leyendo a la inversa, no terminar una hoja, ver los títulos o las mayúsculas, hojear, entretenerse con ilustraciones o fotografías, husmear, cerrar y listo.

Nuestra forma de estudiar está cambiando a medida que lo “virtual o digital” invade nuestro hogar o en las técnicas de enseñanza en las escuelas. Y, por supuesto, eso también acabará afectando a los tipos de libros que publican las editoriales: si cada vez se huye más de lo tedioso y se apuesta por la “lectura de autobús”, bastara imaginar lo que nos espera en la era internautica; en la que todos llevaremos dispositivos tecnológicos en el bolsillo. En algunos países viven esta realidad social.

Japón ya presenta un llamativo ejemplo de este proceso: en 2001 varias jóvenes japonesas empezaron a componer relatos en sus teléfonos móviles, bajo la forma de mensajes textuales que cargaban en una página web, donde otras personas los leían y comentaban. Estas historias se expandieron como seriales o “novelas telefónicas” de popularidad creciente. Algunas de estas novelas tuvieron millones de lectores “online”. Los editores tomaron nota y empezaron a sacarlas como libros impresos. A finales de la década estas novelas de teléfono móvil habían pasado a dominar las listas de los libros más vendidos del país.

Es decir, ¿El lenguaje mismo se verá alterado?, ¿Realmente leer en papel es lo mismo que leer en pantalla? ó ¿Los libros impresos son mera nostalgia sentimental a lo que está por caducar? y mire que no es lo mismo, será que ¿Leer, esta mutando, metamorfoseándose o sufre simplemente un proceso evolutivo?
Dicen algunos especialistas en el tema; que con la lectura digital, no enriquecerá ni expandirá el vocabulario, ni se engrandecerán los límites de la sintaxis, ni tampoco se aumentará la flexibilidad y la expresividad del lenguaje en general. Lo que ocurrirá es que la literatura tenderá a ser accesible a fin de que el lector no pierda el hilo.

Puede que incluso la literatura se acabe volviendo más sosa y bofa que la propia expresión oral. Y aunque los avances tecnológicos muchas veces traen nuevo conocimiento, también engendran paradigmas, a lo cual, es común convertirlos en tabúes o cataclismos que tardan en aceptar y en aplicarse peor aun. Sea como sea, el internet nos está rebasando, y lo único que hace el humano es, adaptarse.

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